UNIVERSIDAD VERACRUZANA
   
 


Gonzalo Aguirre Beltrán s/n
Lomas del Estadio, Zona Universitaria
Xalapa, Ver., México.

 

 

 

 

LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES

 

 

 

I. INTRODUCCIÓN

 

Los cambios originados en la geopolítica y en la economía mundial a finales de los ochenta, han generado diversas y complejas consecuencias, cuyas manifestaciones podemos observar hoy en diversos campos de la actividad humana. Las relaciones sociales, culturales, políticas, económicas, comerciales, financieras y culturales, aparecen hoy en día con un perfil irreconocible, si éstas se observaran desde la perspectiva de esos años. El mundo de las finanzas, el comercio, la tecnología de la información y del conocimiento, es decir, la economía en su conjunto, son hoy otros y radicalmente distintos a los que vivieron los miembros de la generación  anterior. Actualmente, los fenómenos de la apertura de los mercados y la denominada “globalización” de la economía, obligan a los gobiernos, a las organizaciones sociales, las universidades y sobre todo a las empresas, a crear, mantener y desarrollar una perspectiva global, esto es, una visión amplia e integral de las relaciones sociales y económicas. Una perspectiva de este tipo será denominada, en este curso, como holística. Por otro lado, y adicionalmente a esta perspectiva holística, las organizaciones[1] se encuentran urgidas de crear, mantener y desarrollar competitividad, esto es, la facultad de una persona, organización, empresa, producto o marca, de ser preferida en relación a las opciones competidoras más cercanas.[2] En este sentido, una de las responsabilidades de los administradores de empresas radica precisamente en su habilidad para orientar a las organizaciones que dirigen hacia el sector externo de la economía, es decir, hacia el comercio internacional con una perspectiva holística -es decir, global-, y bajo un ambiente señalado por la competencia y por la competitividad.

 

Por lo tanto, los negocios internacionales constituyen formas de hacer negocios, es decir, intercambios de bienes o actos de comercio y de recursos financieros, bajo la configuración de la globalización, la competencia y la competitividad. Los negocios internacionales tienen que ver con el comercio exterior entre naciones, entre individuos de nacionalidades diferentes, entre empresas y entre agencias gubernamentales, casi siempre enmarcados por el contexto de los convenios y tratados comerciales internacionales.

 

Será necesario, en consecuencia, referir algunos conceptos importantes en relación con el comercio internacional (CI). Uno de los conceptos quizás más relevantes es el de ventaja comparativa. En efecto, el CI ocurre debido a que ningún país aislado tiene los recursos necesarios y suficientes para producir todo bien. Esto explica el por qué algunas naciones alcanzan un notable éxito internacional en industrias específicas y otras no. La capacidad de un país para especializarse en elaborar y vender los productos que puede producir más eficientemente que otros, depende sustancialmente de su ventaja comparativa. Por lo tanto, entendemos por ventaja comparativa la capacidad de una nación para producir un artículo de modo más eficiente que otras naciones debido a su dotación de recursos naturales y humanos. Un país puede no tener la capacidad para incrementar sus recursos naturales (el caso de Japón, por ejemplo), pero si puede tener el potencial para incrementar sus recursos humanos mediante la educación. Por esta razón, es la educación uno de los factores recientes de la competitividad y de la eficiencia social y económica de las naciones, ya que ésta mejora la dotación de información y de conocimientos para transformar la realidad social y económica de un país. Denominamos capital humano a la dotación educativa de una sociedad, la cual se considera indispensable para construir la ventaja competitiva.

 

La ventaja comparativa no tiene nada que ver con los costos reales implícitos en la producción, pues solo está relacionada con el uso de los recursos, tales como mano de obra o enormes reservas de petróleo, para producir el producto más eficientemente que una nación que carece de aquellos recursos. Si un país puede usar menos de sus recursos (petróleo, fuerza de trabajo, etc.) para producir un artículo en particular, entonces tiene ventaja comparativa sobre otro país que debe usar más de sus recursos para producir el mismo producto. Esto obliga a distinguir la ventaja comparativa entre la ventaja absoluta y la ventaja competitiva nacional.

 

La ventaja absoluta es “la capacidad de una nación para producir un artículo en particular usando la menor cantidad de recursos por unidad de producto que cualquier otra nación”.[3] Un ejemplo típico sería, en este sentido, China, país que puede considerarse que tiene una ventaja absoluta en la producción de juguetes hechos a mano, debido a los bajos costos de mano de obra del país. Sin embargo, esta ventaja absoluta china no restringe a otros países de explorar sus propias ventajas comparativas para manufacturar el mismo producto. Otros países, que además de contar con mano de obra excedente, cuenten con tecnología, por ejemplo, estarían disputando el liderazgo chino en un momento dado.

 

No obstante, ni la ventaja comparativa ni la ventaja absoluta son capaces ya de explicar, por sí solas, el hecho de que varias naciones sean capaces de competir exitosamente en un nivel global en las industrias que no dependen de las materias primas o de las reservas de grandes fuerzas laborales, no necesariamente de capital humano. Michael Porter, de Harvard Business School, señala su famosa teoría de la ventaja competitiva nacional. Porter indica que ésta es la capacidad de las industrias de una nación para ser innovadoras y cambiar a un nivel más elevado de tecnología y productividad. Esto es, una nación puede ser más competitiva en el mercado mundial haciendo el mejor uso de la innovación y la tecnología. Empero, para lograr esto, más que volúmenes de mano de obra, lo que las sociedades y las naciones requieren es capital humano, y para lograr esta forma de capital son precisas dosis sustancialmente elevadas de gasto público en investigación y en educación, al menos en los términos recomendados por la UNESCO, que refieren una tasa mínima equivalente al 8% como proporción del PIB.

 

En conclusión, debido a que ninguna nación puede hacer todo lo que necesita, entonces toda nación requiere intercambiar los bienes que puede elaborar eficientemente por los bienes que otros países también producen en forma igualmente eficiente. Se trata de un fenómeno de la división internacional del trabajo, en la que la especialización expande la oferta total de los bienes y reduce su costo total. Sin embargo, por motivos políticos la mayoría de los países trata de permanecer razonablemente autosuficiente en sus industrias esenciales. Este es el caso del petróleo para México, o bien de la energía eléctrica.

 

 

II. LOS MERCADOS MUNDIALES

 

En el punto anterior se afirmó que los fenómenos asociados a la globalización modificaron el perfil del mundo en términos de sus relaciones sociales, culturales, financieras, comerciales y económicas. En efecto, nunca antes las organizaciones han sido capaces de cruzar fronteras nacionales tan fácilmente y en forma tan barata como ahora, y gracias al bajo costo de las comunicaciones, transporte y sistemas de información actuales. Las empresas de hoy ya no se encuentran confinadas a los recursos naturales o bien al potencial de mercado de un país. Hoy en día las empresas de todo el mundo son capaces de buscar en otros países los componentes para sus productos, las materias primas y los recursos humanos y, simultáneamente, sus estrategias de negocios les impelen a llevar nuevos productos, o bien los ya existentes, a mercados foráneos, allende sus fronteras mediante el recurso de la exportación.

 

El mecanismo original de las exportaciones consistió en que las empresas se acercaran a los mercados extranjeros desde sus respectivas matrices nacionales. No obstante, cuando los negocios internacionales (NI) llegaron a representar cada vez una mayor proporción de las divisas de los países y, por lo tanto de las ganancias de sus empresas, las matrices decidieron abrir sucursales en el extranjero y oficinas de ventas con personal local. Muy pronto las empresas de un país se vieron ensamblando o bien produciendo en territorios extranjeros para minimizar los gastos de transporte, capitalizar los costos laborales y aprovechar las materias primas locales. De esta manera, las originales empresas exportadoras (EE), se fueron convirtiendo gradualmente en corporaciones multinacionales (CMN), incluso con operaciones en varios países. Se denomina país de origen a aquél en el que una empresa tiene establecida su casa matriz. Es país anfitrión cualquiera en el que las empresas nacionales hacen negocios. De esta manera, la administración de negocios internacionales (ANI) tiene que ver con el conjunto de decisiones estratégicas asociadas con la mejor asignación y uso de recursos naturales y humanos tanto del país de origen como del anfitrión, decisiones que en su mezcla mejoran la eficiencia y la competitividad de la corporación como un todo.

 

Será conveniente insistir en algunas otras definiciones. Para los efectos de este curso, se entiende por mercadotecnia internacional las actividades realizadas por las empresas exportadoras e importadoras; en cambio, es mercadotecnia global la que realizan las corporaciones multinacionales. Por otra parte, son negocios internacionales, en sentido amplio, aquellos que están orientados a las actividades del comercio internacional, ya desde la importación o ya, preferentemente, desde la exportación. Son negocios globales aquellos que ocurren en el ámbito de las corporaciones multinacionales, y no necesariamente son actos de comercio, en sentido estricto, sino que ocurren en el ámbito de las actividades financieras, las inversiones, las alianzas estratégicas, las franquicias, la maquila, entre otras importantes actividades empresariales. Claramente, los negocios globales son la consecuencia de las tecnologías de la información, las comunicaciones, los cambios en la geopolítica mundial y las nuevas condiciones bajo las cuales se movilizan las operaciones financieras, económicas y políticas. Son estas nuevas condiciones las que le otorgan a los mercados mundiales una nueva connotación.

 

En efecto, ahora las mejores oportunidades, e incluso las peores amenazas, provienen del exterior respecto de un país en particular. En el caso de México, las empresas tienen sobradas razones para orientar su mirada hacia el sector externo de la economía. Por un lado, el mercado interno se encuentra comprimido por efectos de un salario mínimo que otorga a las familias un escaso poder de compra. Por otro, la inflación, las altas tasas de interés, la política fiscal y la monetaria, constituyen factores que hacen ver con poco entusiasmo las operaciones dentro de los mercados internos. Por estas razones, entre otras, los empresarios ven con desencanto los negocios a nivel doméstico, y muchos de ellos han dirigido sus baterías a las exportaciones, ya que consideran que ahí encuentran mejores circunstancias para incrementar sus rentabilidades. Sin embargo, como se ha dicho, lo que caracteriza a los mercados internacionales es la hipercompetencia, y dentro de ella es necesario participar con competitividad, eficiencia y con una clara estrategia de negocios y de administración. El componente más importante que define a la competitividad empresarial es, sin duda, el capital humano, es decir, el conocimiento, las habilidades directivas y de liderazgo, la honestidad, la responsabilidad, la innovación, la creatividad, la iniciativa, la vocación de servicio al cliente, entro otros valiosos recursos humanos.

 

México, a partir de la apertura centrada en el libre mercado y en la globalización, y merced a los apoyos gubernamentales en materia de política comercial, ha visto que un importante sector de su industria ha dado saltos importantes en la búsqueda de competitividad. Por ejemplo, el país se ha transformado radicalmente en términos de su perfil exportador, pues apenas hace unos 15 años el mayor volumen de sus exportaciones, como proporción del PIB, lo constituían las ventas de petróleo al exterior. Hoy, en cambio, el contorno exportador del país es distinto, pues un componente importante de la balanza comercial lo constituyen ahora las exportaciones de automóviles, aunque para ello deba importar cantidades importantes de partes automotrices. La siderurgia es otro ejemplo de eficiencia exportadora, la química, la industria de textiles, ropa, cuero, alimentos, flores y hortalizas y muchos productos del sector primario de la economía, muestran hoy un gran dinamismo.

 

Para México, un aspecto importante de sus negocios internacionales lo constituye su fuerte dependencia del exterior, pues los incrementos notables de sus exportaciones se ven acotados por adiciones igualmente importantes en las importaciones, de modo que lo que se gana por un lado, se pierde por el otro. De esa manera, los saldos finales de la balanza comercial suelen ser deficitarios, superavitarios en algunos sectores industriales, pero al fin de cuentas deficitarios en su conjunto. Un elemento vital en estas reflexiones es lo que se denomina grado de integración de los bienes. Llamamos grado de integración a la constitución de componentes, tales como mano de obra, tecnología, materias primas, insumos, partes e incluso capital, que un producto completa durante su proceso de producción. Y estos componentes, en el caso mexicano, suelen ser importados, de donde se obtiene que, por ejemplo en el caso automotriz, durante 1995 se hayan exportado poco más de 7.5 miles de millones de dólares, pero para generar tal volumen de exportaciones fue necesario importar cerca de 8.5 miles de millones de dólares.

 

Un análisis importante en negocios internacionales es, precisamente, la investigación acerca de cómo participan los productos mexicanos en el sector externo de la economía en términos de sus respectivos grados de integración, así como los efectos que estos grados tienen en los resultados finales reflejados en la balanza comercial, en el nivel de empleo, el financiamiento del déficit y el bienestar de la población. En este sentido, el caso de la industria maquiladora debe despertar particular interés por todas las implicaciones que esa actividad tiene en la economía y en la sociedad.

 

Será necesario ahora citar algunas ideas relacionadas con la economía y las finanzas de los negocios internacionales.

 

 

III. ECONOMÍA Y FINANZAS DE LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES

 

Como se afirmó previamente, los negocios internacionales rebasan la actividad meramente comercial; sin embargo, para el caso de economías capitalistas en proceso de desarrollo y claramente dependentistas del exterior como la mexicana, casi la totalidad de las operaciones de esta clase de negocios suelen darse en el perímetro del comercio.

 

En términos generales, un país puede estar comprando más de un tipo de producto o vendiendo más de otro. Entendemos por importación la compra de bienes que un país hace a otro y, por el contrario, la exportación es una venta en las mismas circunstancias. Las operaciones de comercio exterior de un país se reflejan en su balanza de pagos, particularmente en la balanza comercial, que es donde se registran las operaciones en divisas generadas por el flujo de las importaciones y de las exportaciones. Como se afirmó, la balanza comercial concluye un ejercicio fiscal con un saldo que puede ser favorable o desfavorable para un país en particular. Es favorable cuando las exportaciones (x) son mayores que las importaciones (<) y entonces se dice que su saldo es superavitario. El caso contrario arroja un saldo deficitario.

 

Cuando un saldo de balanza comercial es permanentemente deficitario, debido a que las empresas y las familias compran mucho en el exterior, o bien cuando lo hacen en tiendas y establecimientos nacionales que venden artículos en su mayoría importados, el país debe financiar los recursos (divisas) para pagar su saldo en contra. El financiamiento de este déficit exige que el gobierno emita papel financiero en los mercados internacionales, o bien que solicite crédito al exterior, que emita papel moneda o que tome de sus reservas nacionales o bien que tome de las divisas provenientes de las exportaciones petroleras, y poder así saldar sus cuentas. Todas estas operaciones de política económica impactan desfavorablemente la economía del país y la de las familias. Por ello, la compra de productos importados, por baratos que parezcan, termina siendo, en el largo plazo, una compra cara, debido que terminamos pagándola todos, ya con tarifas, con impuestos o ya con inflación.

 

Un gobierno tiene en su poder instrumentos de política monetaria eficaces para influir en el comportamiento del mercado y en la conducta de los agentes económicos. Denominamos política monetaria al conjunto de decisiones de política económica que tienen que ver con el manejo de las cantidades de dinero en una economía, lo cual impacta en las tasas de interés y en la demanda y oferta agregadas del sistema. Por ejemplo, para disminuir la inflación es posible retirar de la circulación cantidades importantes de dinero (pesos). Estas operaciones son hechas por el Banco Central, el Banco de México, quien pone “en corto” a la economía cuando retira dinero circulante, es decir, cuando disminuye la oferta monetaria, y la pone “en largo” -muy rara vez-, cuando incrementa la oferta monetaria, o sea, cuando aumenta la cantidad de dinero circulante a través del sistema financiero nacional.

 

Cuando la oferta monetaria es grande, hay mucho dinero en circulación y los agentes económicos gastan más, es decir, aumentan la demanda agregada de la economía, lo que genera una fuerte presión al aumento de los precios. De esta manera, cuando el gobierno federal necesita disminuir el nivel general de los precios, lo que hace es retirar dinero de la economía, o sea, disminuye la oferta monetaria, con lo que busca hacer que los agentes económicos gasten menos comprando menos y, por lo tanto, disminuyendo la demanda, con lo que produce una menor presión sobre los precios, deteniendo su crecimiento o de plano bajándolos, lo cual es muy raro. Los riesgos de ambas medidas son claros; si se quiere crecimiento, hay que aumentar la demanda para que la oferta aumente, con lo cual las empresas producen más, venden más y hay bonanza, aunque no se puede evitar la inflación. Si se quiere abatir la inflación, entonces hay que generar recesión, con lo cual viene el desempleo, porque las empresas al vender menos, tienen que producir menos, cerrando plantas, despidiendo personal, entre otras maniobras. También las cantidades de dinero en la economía encarecen o abaratan el precio del dinero, o sea la tasa de interés, variable que impacta en la inflación, en la inversión, en el empleo, en el ahorro y  en general en el bienestar de la población.

 

Y para el caso de los negocios internacionales, a nivel de política monetaria, los gobiernos pueden tomar ciertas decisiones. Se denomina política cambiaria al conjunto de decisiones que el gobierno federal toma respecto del precio de su moneda con respecto a otra, generalmente el dólar para el caso mexicano. Encarecer o abaratar el dólar tiene un efecto rápido sobre los volúmenes de las operaciones de comercio exterior. Por ejemplo, cuando el dólar está barato, los agentes económicos, empresas y familias, incluyendo al propio gobierno, sienten que importar también resulta barato, pues pagan menos pesos por cada dólar. En cambio, si el dólar sube de precio, de inmediato las importaciones se encarecen, ya que ahora hay que pagar más pesos por cada dólar. En el primer caso, o sea, cuando el dólar está barato, entonces se dice que el peso mexicano está “sobrevaluado”, lo cual sugiere que hay que devaluarlo. En el segundo caso, es decir, cuando el dólar está caro, entonces se afirma que el peso mexicano está “subvaluado”, por lo cual se exhorta que hay que sobrevaluarlo.

 

Por lo tanto, si el gobierno quiere disminuir el déficit de la balanza comercial, lo que regularmente hace es encarecer el dólar, o sea, devaluar para así tener que dar más pesos por dólar, de modo que se produzca una especie de “freno” en las importaciones. A los exportadores no les gusta que el dólar este barato, por la sencilla razón de que sus ventas al exterior, al convertirlas a pesos, valen menos. En cambio, a los importadores les agrada que el dólar permanezca barato y que no se encarezca, porque de esa manera pagan menos pesos por cada importación que hacen y así es como pueden vender en el mercado nacional a precios menores que los bienes producidos en México.

 

Otra medida es la política fiscal. Llamamos política fiscal al conjunto de decisiones del gobierno federal que tienen que ver con los ingresos y con el gasto públicos. Tales decisiones también afectan el comportamiento de la demanda y oferta agregadas de una economía y por lo mismo el comportamiento de sus agentes. Un aumento en las tarifas del sector público, o en los impuestos, encoge la actividad económica. Por el contrario, una disminución de los impuestos alienta la inversión y el empleo, pero al gobierno le perjudica porque disminuye sus ingresos y por lo tanto su gasto público, sobre todo el denominado gasto social en educación, salud, vivienda, seguridad, etc., lo cual también afecta a la sociedad, principalmente a sus grupos menos privilegiados.

 

De esta manera, claramente se observa la relación entre la actividad de las empresas dedicadas a los negocios internacionales y las finanzas, tanto públicas como internacionales, así como con el comportamiento general de la economía. Sucede que con la apertura y con la globalización, los vínculos entre las empresas, la sociedad, el gobierno y el sector externo de México se han acentuado de manera muy importante; incluso algunos conceptos tales como el de soberanía e independencia, entre otros, tendrán que redefinirse a la luz de las nuevas circunstancias del emergente ambiente de los negocios internacionales. Tales nuevas circunstancias, como todo, generan lo mismo oportunidades que amenazas, y dependerá de los países determinar con agudezas tanto sus fortalezas como sus debilidades, a fin de encontrar su mejor ventaja competitiva en la batalla por el mercado mundial. De esto hablaremos en el siguiente punto.

 

 

IV. EL NUEVO AMBIENTE DE LOS NEGOCIOS INTERNACIONALES

 

Algunas de las principales ideas de este punto están tomadas de Ma. Estela Dillanes Cisneros, publicadas en la página de Internet de la UAM[4]  De acuerdo con Carlos Llano (1994), son diez los signos que caracterizan la gestión de empresas dentro del nuevo ambiente de los negocios en el plano internacional, y sobre los cuales las organizaciones a todos los niveles -mundial, nacional y local-, han de construir las estrategias gerenciales que les permitan mantener sus procesos de acumulación, reproducción y creación de riqueza.

 

En este sentido, habrá que mencionar que dichos elementos pueden ser identificados en tres niveles:


Un primer nivel que ubica la atención de las estrategias gerenciales en la dinámica contextual: globalización- integración-ecología.

El segundo nivel, que relaciona los problemas de comprensión y conceptualización de la compleja fenomenología organizacional: conocimiento-interdisciplinariedad-organización.

Por último, el tercer nivel, que identifica los problemas propios del trabajo de dirección: ínter culturización -cooperación-feminismo-liderazgo.

 

 

Globalización-integración-ecología

 

El fenómeno de la globalización, a partir de un mismo criterio de eficiencia, impone un proceso de homogenización de los mercados, trátese de mercados de consumo, de adquisición -materias primas-, o bien de trabajo. Produciendo así lo que es un "producto del mundo" y un "producto para el mundo".

 

La integración de todos los actores internos y externos a una organización supone que, por un lado, directores, inversionistas y trabajadores, se vean involucrados con la mística de su producto y, como punto principal para involucrar, a su vez, a los acreedores y a los distribuidores que llegan a incorporarse a los mismos sistemas de producción de sus clientes, quienes más tarde que temprano llegan a ser sus accionistas. La dinámica de integración va desde la unidad y espíritu de equipo -interorganizacional-, hasta las fusiones o alianzas estratégicas intraorganizacionales, fenómeno que caracteriza los procesos de la globalización.

 

Otro aspecto importante consiste en estar alerta a las implicaciones ambientales que los negocios provocan a nivel territorial, tanto en el orden de la naturaleza como en el de la sociedad. Frente a esta dinámica global, integracionista y de responsabilidad social, la gerencia requiere ampliar sus horizonte visuales, en tanto que la administración se complejiza en todas las funciones: producción, ventas, factor humano, financiamiento, etcétera. Los recursos a poner en juego son claros; por un lado un instrumental tecnológico informativo, que le permita el manejo de una información más detallada y oportuna a la vez de una nueva visión del mundo, esto es, una nueva actitud mental frente a la geografía y las estructuras sociales. Esto sugiere lo que denominamos un cambio de paradigma.

 

Conocimiento-interdisciplinariedad-organización

Hoy se dice -y de manera muy recurrente-, que el recurso más valioso de las organizaciones es el conocimiento, cuya virtud principal es que mientras las materiales pierden de manera gradual su valor, progresivamente los conocimientos se revalorizan. Los conocimientos que deben crearse, adquirirse, manejarse y venderse en la organización han de tener el carácter dual de la cultura y de la tecnología. Esto es, deben ser expresiones de la ciencia aplicada a la superación de nuestras carencias y búsqueda de progreso, así como expresiones de nuestros propios valores, idiosincrasia y cosmovisión.

 

Asimismo, la complejidad del fenómeno "organización", en el cual se sintetizan los múltiples comportamientos de la naturaleza humanan, -políticos, jurídicos, culturales, económicos, afectivos, entre otros-, cada uno con legítima autonomía y cuya integración le da vida a la estructura y a los procesos organizacionales, obliga a la incorporación de profesionales de múltiples campos del conocimiento, y con ello, al tratamiento de los problemas desde una perspectiva interdisciplinaria. En la actualidad, es claro que los problemas que enfrenta la gerencia se ubican en los cruces disciplinarios entre la ingeniería de producción, la economía de mercado, las normas legales y el derecho, la sicología industrial, las finanzas, etcétera.

 

La gerencia necesita ahora no sólo la habilidad del político o la exactitud del ingeniero, las sensibilidad del psicólogo, la racionalidad del economista, sino de todas las habilidades simultáneamente, a tal grado que es posible sentenciar que toda empresa fracasará si no cuenta con directores capaces de entenderse tanto con los hombres como con los números y que, por lo tanto, no sea capaz de conformar grupos de trabajo interdisciplinarios.

 

De igual manera, la reestructuración de las organizaciones requiere una previa estructuración mental. Antes de diseñar una nueva organización y de establecer otros procedimientos, deben suscitarse actitudes y comportamientos innovadores. Los problemas axiológicos no admiten soluciones meramente estructurales, sino que han de pertenecer a su mismo orden. Así como no pueden manejarse las complejidades axiológicas creando estructuras complejas, así tampoco las complicaciones en el orden de la conducta y de los valores se simplifican con el solo hecho de hacer más sencilla la organización. Es decir, al tiempo que se piensa simplificar los niveles de mando, deben generarse valores y sentimientos de cohesión que evidencien la inutilidad de esos niveles. ¿Cuáles son los cambios de mentalidad necesarios para simplificar la organización? La simplicidad obliga a pensar en lo esencial y simplificarlo; obliga también a la consistencia: poder decirles no a todos, pero sí a todos lo mismo. La verdadera simplificación administrativa no se consigue por la simple supresión de niveles de mando. Se efectúa gracias al trabajo asociado y éste es un problema que se ubica en plano de lo psicológico y ético, no lo estructural.

 

 

 

Cooperación-interculturización-feminismo-liderazgo

La modernidad, y con ella la racionalización de la vida, enfatizó en exceso el valor promotor de la competencia anulando el sentido de cooperación, no sólo con quienes se compite, sino incluso con aquellos con quienes trabajamos en la empresa. El paso de la competencia a la cooperación lleva consigo un cambio en la estructura de los valores, una revisión sobre el concepto de dignidad humana -que impide la comparación entre los individuos-, un incremento de la capacidad de acción asociada en equipo. Así, el trabajo de la gerencia habrá de centrarse en reivindicar el sentido de la cooperación y la colaboración.

 

Frente a la diversidad cultural en las organizaciones, las relaciones internacionales de las empresas deben adoptar un punto de vista diferente, desarrollando una tarea inclusiva en donde las valores positivos de cualquier cultura sean comprendidos primero, incorporados después y potenciados por último dentro de la dinámica misma del trabajo de la empresa. Es menester atender la culturización de quienes integran la empresa, aunque esto no es nada claro, porque la cultura arranca de la persona, se suscita en ella, pero no puede imponérsele desde fuera. Dado el alto valor asignado ahora a la cultura en la organización, lejos de buscar una uniformidad en ella, habría que habituarse a coexistir y cooperar con personas de culturas diferentes, algunas radicalmente diversas entre sí.

 

De igual manera, con la mayor participación de la mujer en todos los órdenes de la vida social, es necesario apuntalar la perspectiva de género y recuperar los valores propios del feminismo. Se reconoce que en las organizaciones existe actualmente una virilización excesiva, -que inclusive es justificada a partir de sus logros alcanzados- . No obstante, si es preciso revalorizar las dimensiones culturales, se requiere paralelamente revalorizar las intuiciones, sentimientos y valores femeninos para superar la perspectiva racionalista y rígida de los negocios. La mujer puede aportar a la empresa una profundidad cultural de la que ahora carece.

 

La complementación de cooperación y competencia acarrea también una forma diferente de liderazgo, la jefatura de quien tiene que lograr la asociación entre los que hasta ahora han sido y después seguirán siendo, a la par, competidores. Si de lo que se trata ahora es de administrar conocimientos, el conocimiento se enriquece al compartirse: los conocimientos son universales. El líder será aquel que consiga la transmisión de conocimientos de una empresa a otra, de un campo a otro, de un ramo a otro, de un bloque económico a otro. Será quien convenza a las partes potencialmente interesadas que lo que pudiera pretenderse al compartir lo que se sabe, y así se ganará recibiendo lo que se ignora.

 

En suma, el escenario está signado de múltiples variables cuya complejidad reside en la dinámica de sus intersecciones, y es precisamente en esos márgenes donde las estrategias gerenciales muestran su capacidad de innovación y cambio y donde es posible construir un nuevo paradigma de gestión.

 

Hacia la construcción de un nuevo paradigma de gestión

En lo esencial, un cambio de paradigma es una nueva manera de observar algo. Generalmente, este cambio se hace imprescindible debido a los nuevos desarrollos en la ciencia, la tecnología, el arte y otras áreas de trabajo. Tales cambios son necesarios puesto que las transformaciones importantes en la realidad exigen una evolución en la conceptualización.

 

Thomas Kuhn en su libro “La estructura de la revoluciones científicas” (1962), introdujo el concepto de cambio de paradigma. El término se utiliza mucho para definir un modelo amplio, un marco teórico, un modo de pensar o un esquema para interpretar la realidad. En el campo de las organizaciones también se percibe un cambio de paradigma. Las estructuras organizacionales que heredamos simplemente ya no son funcionales. La transformación de los negocios, acelerada por la nuevas tecnologías de la información, es inevitable para mantener y tener éxito en el nuevo ambiente competitivo. La nueva empresa se vislumbra más dinámica y capaz de responder con rapidez a las variaciones de las condiciones del mercado y en general del ambiente. Tiene una estructura diferente, más plana y orientada al trabajo de equipo, que elimina la jerarquía burocrática. Se funda en el compromiso en vez del control. Los procesos de negocios están encausados a la productividad y a la calidad. La nueva empresa es abierta e interconectada.

 

Sin lugar a dudas, estos cambios encuentran su detonador en el cambio de paradigma en las tecnologías de la información. Es solo mediante la computación abierta y en red que puede llevarse a cabo la empresa abierta e interconectada. Comprender el cambio de paradigma de la tecnología es, por tanto, llegar a una condición previa para tener éxito en los negocios en la era de la información.

 

En suma, un cambio de paradigma en la situación geopolítica del mundo ha generado un nuevo paradigma en el ambiente internacional de los negocios y éste, a su vez, abre paso a un nuevo paradigma organizacional. De acuerdo con Tapscott y Caston (1995), tres son los cambio decisivos en la aplicación de la tecnología de la información a los negocios:

 

El cambio de la computación personal al trabajo de computación en red.

El cambio de los sistemas aislados a los sistemas integrados.

El cambio de la computación interna a la computación interempresarial.

 

La premisa es que estas tecnologías hacen posible que las empresas tengan una estructura de equipo de alto desempeño para funcionar como negocios integrados independientemente de la autonomía de cada negocio, y para alcanzar y desarrollar nuevas relaciones con organizaciones externas, con el objetivo de convertirse en una "empresa ampliada".

 

Después de esta caracterización e interpretación de los cambios que permean el ambiente de los organizaciones empresariales, se presentarán algunas de las estrategias gerenciales que empresas mexicanas han instrumentado para responder y adaptarse a este nuevo entorno.

 

 

Casos de la nueva gerencia en México

La revolución tecnológica vista por los directivos de la AT&T en México, implica un desafío de cara al siglo XXI, en el cual -de acuerdo con su visión-, se aprecian cinco tendencias mundiales:

 

Ÿ  La digitalización por medio de fibra óptica para larga distancia.
La introducción de redes de banda ancha en las redes locales.
La gradual y sistemática desmonopolización del acceso local.
La ínter conectividad de redes de datos mediante equipos y protocolos de comunicación estándar.
Los cambios en la regulación gubermanental en el uso del espectro radioeléctrico y en las reglas de la oferta para los nuevos servicios. Esto, independientemente del Tratado de Libre Comercio, dado que el sector crece por dinámica propia.

 

En esta dinámica la empresa crece al ritmo promedio del 100%, por un lado como proveedora de telefonía pública para la empresa Teléfonos de México (Telmex) y por otro, desde marzo de 1992 como ATTBCS (Business Comunications Sistems) para cubrir necesidades de transmisión de voz, datos e imágenes en sistema multimedia. Un aporte significativo a la facturación global de la empresa que en 1992 sumó 63,000 millones de dólares.

 

La gama de productos con el sello de esta multinacional cubre los mercados de redes de telefonía digital, de microondas digitales, de comunicación vía satélite, sistemas para videoconferencias, redes de datos y sistemas de cableado estructurado. La empresa, a la fecha, comercializa más de 20 líneas de productos, hasta llegar al videoteléfono y a uno de sus más recientes lanzamientos de teléfono denominado Picasso, que permite la transmisión simultánea de voz e imágenes fijas en color.

 

Para esta empresa, se prevé una tendencia al crecimiento por los jugosos negocios que surgen en los países desarrollados, dado que es difícil imaginar que una compañía pueda competir en los mercados externos sin los adelantos de las telecomunicaciones. Ciertamente, en el ámbito contextual mexicano los signos de la transformación que hemos señalado en la primera parte de éste trabajo, más bien nos llevaría a hablar en lo concreto de acuerdos comerciales, ampliación de la red de telecomunicaciones y sus servicios diversificados, alianzas estratégicas (ICA-Flour Daniel, Electra-Western Union, Televisa- Skytel), World Trade Center, auge de las redes de trabajo y utilización de los servicios de Internet; pero, además de ellos, habría que señalar los cambios en el sistema de seguridad social, las AFORES, cambios anuales en la miscelánea fiscal , inseguridad pública, de reestructuraciones de deudas, capitalización de pasivos, movilizaciones sociales (marchas, paros, bloqueos), etcétera.

 

Son múltiples los fenómenos que convergen en el escenario de los negocios en México, y en realidad las estrategias empresariales parecen atacar sólo algunos aspectos, no todos; por ejemplo, en lo fundamental podríamos decir que en el ámbito financiero se enfatiza la reestructuración de la deuda y el acercamiento a nuevas fuentes de financiamiento; en lo comercial, todo se enfoca a la promoción y colocación de productos en los mercados externos, lo cual demanda de la gerencia el conocimiento y manejo de técnicas de negociación internacional en materia de comercio exterior; en lo productivo, la intensidad de los esfuerzos parece dirigirse a mantener la misma planta; y en el factor humano, cumplir con lo mínimo establecido, ajustarse a las nuevas disposiciones legales en materia de seguridad social y cobijarse a la política oficial del corporativismo sindical para eludir al máximo los conflictos laborales.

 

Ejemplos más claros son el caso de la Organización Bimbo, que frente a la crisis económica de los ochenta, a decir de su Director General (1984), Santiago de Castro, se pudo sortear gracias a una estrategia de cuatro factores:

 

Una fuerte política de austeridad en el gasto de la compañía.
Una campaña de  estímulos permanentes para mejorar e incrementar la productividad de los trabajadores, logrando excelentes resultados.
La aplicación del sentido común en la administración financiera, para no caer en la tentación de endeudarse en dólares, aparentemente "baratos".
La capitalización de las experiencias obtenidas en la crisis de 1976.

 

La filosofía que se proclama en la Organización Bimbo se orienta a una búsqueda constante de la superación. De acuerdo con esto, los cuatro campos considerados prioritarios en este sentido son: productividad, calidad, participación y nuevas tecnologías. Además, la división del Grupo Bimbo en organizaciones (divisiones) Bimbo, Barcel y Carmel ha permitido una descentralización casi total de las operaciones, lo cual ha sido una medida que está dando resultados magníficos. Para mediados de los noventa se visualizan ampliaciones, reconversiones y nuevas plantas, con una inversión, con una inversión total de aproximadamente 380 millones de dólares. Los cuatro proyectos principales con Marinela -Tía Rosa en Mexicali; Bimbo de San Luis Potosí y Bimbo Oriente ( Puebla). Además, se adquirió una planta de pasteles en Guatemala en la cual, se prevé, estará funcionando una fábrica de pan Bimbo. Asimismo, se habla de reconversiones importantes en Marinela México, Bimbo de Occidente y Wonder México. Todo ello aunado a un fuerte impulso a proyectos de exportación hacia centro y Sudamérica, e inclusive a Estados Unidos.

 

Estas experiencias exitosas seguramente no serán la generalidad de las empresas mexicanas, en realidad la mayoría estarán debatiéndose en estrategias se sobre vivencia y que cuestionan severamente la capacidad innovadora de la gerencia. Se trata de acciones reactivas y no proactivas.

 

Las manifestaciones que en nuestro país tienen los procesos de cambio a nivel mundial sumadas a las dinámicas social, económica y política internas, ubican a las empresas en un escenario ya no sólo de alto riesgo e incierto, sino incluso desconocido, donde la racionalidad científica y hasta el sentido común pueden ser rebasados. Ciertamente, los objetivos de corto plazo orientan las decisiones primordiales de muchas de las empresas mexicanas, porque lo primero es sobrevivir y no perecer. El qué hacer en cuanto al diseño de estrategias empresariales en un horizonte de mediano y largo plazo sigue siendo todo un reto para los administradores de este país. Por lo tanto, es menester insistir en la necesidad de formar administradores con una mentalidad de cambio, con una actitud de innovación, de creatividad, y con una perspectiva de largo plazo, estratégica y proactiva,  Este es el perfil del administrador del siglo XXI y justamente el que reclama el país y el que exigen las empresas encauzadas a los negocios internacionales.

 

Algunas de las empresas mexicanas exitosas en el entorno de los negocios internacionales son las siguientes:

 

1. Bimbo, con negocios en Guatemala, Chile y Costa Rica, Estados Unidos, Argentina y Venezuela.

2. Cemex, en Estados Unidos, Venezuela y España.

3. CONDUMEX, con negocios en Estados Unidos.

4. Cydsa, Estados Unidos.

5. Desc, Estados Unidos y Cuba.

6. Grupo DINA, Estados Unidos.

7. ICA, Venezuela y Estados Unidos.

8. INTERCERAMIC, Estados Unidos.

9. IUSACEL, Chile.

10. Peñoles, Estados Unidos.

11. Televisa, Chile y Estados Unidos.

12. Vitro, Perú y Estados Unidos.

 

 

IV. APERTURA VS PROTECCIONISMO

 

No obstante que el aperturismo y la globalización constituyen una tendencia histórica irreversible, ocurre que en los hechos se dan reacciones opuestas a tales tendencias. Se trata de reacciones de diversas índoles. Unas de carácter étnico y cultural y otras de naturaleza política y económica.

 

Las reacciones étnicas y culturales se han visto incluso en los países altamente desarrollados, como Estados Unidos y los integrantes de la comunidad europea, y tienen que ver básicamente con la defensa de sus territorios y espacios vitales asociados a sus respectivas culturas. En las recientes reuniones de los países desarrollados para abogar por el libre comercio celebradas en Davos, Suiza, y en Seattle, Estados Unidos, el mundo fue testigo, a través de la televisión, de las reacciones de violencia con que diversos grupos de la sociedad civil se manifestaron en contra de la indiscriminada globalización. El entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, habló de la “globalofobia” y de la “globalofilia” y muy a tono con su visión neoliberal del mundo defendió el aperturismo indiscriminado como una de las formas, según él, de propiciar el desarrollo.

 

Así, mientras los hombres de negocios y los grandes intereses del capitalismo abonan por la globalización y el libre comercio respecto de los países subdesarrollados y para la defensa de sus intereses, son paradójicamente lo contrario respecto de sus propios países. Estados Unidos, hacia fuera, exige apertura y libre comercio, pero hacia dentro es profundamente conservador y proteccionista. México ha sufrido en varias ocasiones la virulenta reacción de sus congresistas y empresarios, pues lo que le exigen al resto del mundo se lo reservan para ellos. Esto no sólo se ha visto en el ambiente de los negocios, sino también en asuntos espinosos como el narcotráfico y la inmigración de ilegales. De esta manera, será interesante conocer algunas de las acciones gubernamentales relacionadas con los negocios internacionales y asumir que lo que sucede con las relaciones internacionales de México o de cualquier otro país depende en gran medida de las acciones gubernamentales que afectan al comercio, a la inversión extranjera y al valor de su divisa.

 

Para un gobierno en particular, la mejor política comercial será aquélla que logre equilibrar los intereses de las empresas, los trabajadores y los consumidores nacionales. El resto de los países, por supuesto, están tratando de hacer exactamente lo mismo, de donde se obtiene que casi siempre habrá intereses en conflicto, ya que habrá casi siempre objetivos nacionales opuestos. De ahí que el dilema de la política comercial de un país oscile como un péndulo entre la liberalización del comercio y el proteccionismo.

 

Denominamos proteccionismo al conjunto de medidas de la política comercial de un país dirigidas a controlar sus fronteras para abrir o cerrar las válvulas del comercio internacional. Las medidas proteccionistas suelen ser arancelarias y no arancelarias. La diferencia entre estas se podrá comprender mejor a continuación.

 

Se parte de la premisa de que cada país tiene el derecho, en virtud de su soberanía, de controlar su participación en el mercado global. De esta manera, impulsados por el proteccionismo, muchos países erigen barreras legales dirigidas a proteger sus industrias de la competencia del exterior. Hay que admitir que, pese a todo, mucho del comercio mundial está restringido de una forma u otra como resultado de las medidas proteccionistas. Los principales tipos de proteccionismo se dan mediante los aranceles, las cuotas, los subsidios, los estándares restrictivos y las represalias. Veamos en detalle cada uno de ellos, pues su importancia es innegable para comprender la naturaleza de los negocios internacionales, así como las operaciones mismas del comercio internacional.

 

Los aranceles.

Los aranceles son impuestos tributarios contra los bienes importados a un país y pueden llegara representar una fuente importante de los ingresos públicos de un país; son, por lo tanto, un recurso fiscal y aduanero. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la implantación de aranceles, más que obedecer a un interés propiamente financiero público, tiene como objetivo establecer medidas proteccionistas haciendo más costosos los bienes importados y dándoles, de esa manera, una ventaja en costos a los productores nacionales. Naturalmente, los gobiernos ven a la política arancelaria como un mecanismo para proteger a sus empresarios nacionales y por lo tanto al empleo, mientras que los consumidores que desean adquirir bienes importados terminan pagando precios más altos.

 

Como consecuencia de las secuelas de la depresión económica de los años treinta del siglo pasado, muchos países se vieron en la necesidad de proteger sus industrias. México, por ejemplo, implantó su modelo de desarrollo denominado modelo estabilizador y de sustitución de importaciones, hacia los años cuarenta, modelo que logró crear y consolidar la industria nacional a costa de un proteccionismo duro; no obstante, el proteccionismo a nivel mundial sofocó el comercio internacional y entonces fue necesario “liberar” los intercambios. Los Estados Unidos lideraron este movimiento de liberalización del comercio cosmopolita y condujeron a los gobiernos a firmar una acuerdo internacional tendiente a reducir los aranceles del comercio. Este acuerdo, conocido como Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) constituyó la base de la liberalización de los mercados y se transformó, a mediados de los noventa del siglo pasado, en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Las cuotas.

Cuando declinó la eficiencia y la confianza en los aranceles, muchos países idearon otros procedimientos para desalentar las importaciones. Las cuotas limitan el número de las partidas específicas que pueden importarse y este límite tiende a elevar el último precio pagado por los consumidores por los productos sujetos a tales cuotas. Las cuotas suelen ser negociadas entre socias comerciales quienes acuerdan “voluntariamente” limitar sus exportaciones a otro país. Vista de forma extrema, una cuota es un embargo que prohíbe comerciar con ciertos productos o con algunos países específicos. Algunos ejemplos son los siguientes:

 

Los consumidores de Estados Unidos pagan el doble del precio mundial del azúcar debido a las limitaciones en las importaciones de ese producto.

Los consumidores japoneses pagan de siete a ocho veces el precio mundial del arroz debido a las limitaciones en su importación.

Las prendas de vestir y la agricultura son dos de las industrias protegidas por las 3,600 cuotas de productos acordadas con Estados Unidos.

Japón restringe el número de automóviles y de herramientas computarizadas de corte que vende a Estados Unidos.

A México, el gobierno de los Estados Unidos le impuso cuotas a sus exportaciones de cemento y acero.

Canadá, para proteger su industria lechera prohíbe la importación de margarina.

Los juguetes con pintura de plomo están prohibidos en Estados Unidos por motivos de salud.

 

 

Ciertamente, algunos embargos tienen motivaciones políticas, pero la mayoría es resultado de las exigencias de los productores internos de un país para protegerse de las importaciones que pudieran afectarles sus mercados.

 

 

Los subsidios.

Contra la restricción de las importaciones, algunos países procuran mejor subsidiar a sus productores domésticos de modo que sus precios sean substancialmente más bajos que los precios de los bienes importados. Casi siempre, la motivación de los subsidios gira alrededor de fortalecer y consolidar una industria hasta que sea lo suficientemente fuerte para competir por sí misma. El aerobús europeo es una coinversión subsidiada por Alemania, Francia, Inglaterra y España para la fabricación de aviones. Sin embargo, la mayor cantidad de recursos fiscales va a subsidios agrícolas. Los principales países industrializados y desarrollados gastan unos 250 mil millones de dólares anuales en subsidiar a sus granjeros, cuando en México, en cambio, se les impuso condiciones de alta liberalización sin contar ni con capital ni con tecnología competitivas. El modelo de substitución de importaciones en México fue un claro ejemplo de una política de desarrollo centrada en los subsidios.

 

Hoy en día, para reconvertir la economía mexicana de monoexportadora (petróleo) a pluriexportadora, el gobierno federal implantó, a través de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI), hoy Secretaría de Economía, los Programas de Apoyo al Comercio Exterior. Estos programas (Pitex, Draw Back, Altex) de hecho subsidian las importaciones temporales necesarias para, a su vez, exportar y han sido vistas por Estados Unidos como tales, como subsidios, argumentando que se oponen al espíritu del TLC y del aperturismo comercial.

 

 

Estándares restrictivos.

Una forma de mantener fuera a las importaciones consiste en establecer estándares que den a los productores nacionales una ventaja. Muchos países, por ejemplo, exigen licencias especiales para hacer ciertos tipos de negocios y después dificultan a las compañías de otros países obtener esas licencias. En Brasil, hoy en día, las licencias de importación son negadas para cualquier producto hecho internamente, bloqueando el 90% de las importaciones. Otros países exigen que las importaciones pasen pruebas especiales, lo que desalienta las ventas foráneas en ese país. Otra forma de este mecanismo consiste en establecer estándares para el porcentaje de los componentes de un producto que deben ser comprados a proveedores nacionales. Las leyes brasileñas impiden a Whirlpool comprar componentes tales como controles electrónicos a proveedores de los Estados Unidos o Asia. A cambio, la empresa debe comprarlos a proveedores brasileños, quienes casi siempre ponen precios hasta seis veces mayor que el de los proveedores extranjeros. Naturalmente, estos costos son transferidos a los consumidores del Brasil.

 

 

Las represalias.

Existen en el comercio internacional lo que se llama las prácticas desleales. El Presidente del principal socio comercial de México, EE.UU., al amparo de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1988, está obligado legalmente a tomar represalias contra los productores extranjeros que usan tácticas cuestionables al dirigirse al mercado de ese país, tales como vender ahí, en los Estados Unidos, a precios más bajos que sus costos de producción (dumping). Una medida posible es justamente una represalia, según la cual los estadounidenses responden imponiendo un impuesto antidumping a la importación para proteger a sus productores internos.

 

Los países de la comunidad europea fijaron impuestos altos al aspartame, un edulcorante bajo en calorías, para detener el dumping de NutraSwet, una empresa estadounidense. Como consecuencia de estos impuestos, resultó que NutraSwet encontró que exportar el aspartame a Europa resultaba demasiado caro. Así, la empresa mejor decidió abrir una fábrica en Francia e inició la producción en ese país, impulsando su economía al dar empleo a los trabajadores franceses y pagando impuestos en Francia.

 

 

En general, se debate acerca de las conveniencias e inconveniencias del proteccionismo comercial. Las tesis neoliberales apoyan que el comercio debe ser absolutamente libre (el laissez passer), al igual que la producción (el laissez faire) y que el Estado debe mantenerse fuera lo más posible, limitando su función a lo que se conoce como el “Estado mínimo”. Contrario al neoliberalismo está la socialdemocracia, sistema de gobierno que sostiene que el Estado si debe intervenir, pero sólo en aquéllas áreas en las que el libre mercado, por sí mismo, no puede o no quiere intervenir resolviendo la distribución de los recursos sociales. Si el proteccionismo es o no una buena idea, eso depende de las condiciones de los países, de sus economías y niveles de desarrollo e industrialización.

 

A favor del proteccionismo se esgrimen los siguientes argumentos:

 

1. Edificar una preferencia por las industrias nacionales para impulsar las economías locales, promover y salvar empleos.

2. Proteger las industrias nacionales de la competencia frontal de los rivales extranjeros.

 

En contra del proteccionismo se postulan los siguientes argumentos:

 

1. Los consumidores pagan el precio final del proteccionismo.

2. El costo de salvar industrias es enorme.

3. Los puestos de trabajo salvados en industrias amenazadas por las importaciones pueden ser el origen de la pérdida de empleos en otros sectores de la economía.

4. Se promueve la ineficiencia y la ausencia de competitividad de los productores nacionales.

 

 

En realidad, ninguna medida proteccionista debe ser generalizada, sino aplicada de modo discrecional y temporal, pues ciertamente la obligación del gobierno es proteger a sus nacionales; sin embargo, un país tampoco puede cerrarse al ambiente internacional, pues las mismas medidas podría recibir en su contra, de modo que lo que obtenga por un lado lo pierda por otro.

 

Por último, se expondrán algunas de las formas más comunes en cómo las empresas intervienen en los mercados globales. Algunos les denominan estrategias  para los negocios internacionales.

 

 

V. ACCIONES EMPRESARIALES EN NEGOCIOS INTERNACIONALES

 

En principio, vale decir que cualquier empresa puede involucrarse en operaciones de negocios internacionales. Ciertamente habrá que señalar ciertos requisitos, tales como capacidad empresarial, habilidades administrativas y gerenciales, liderazgo, creatividad e innovación, estructura de organización, capital humano y tecnología, recursos financieros, etc. Pero, en principio, el mercado global está abierto y puede decirse que para todo producto bien hecho hay un potencia comprador en algún lugar del mundo. Las empresas también necesitan mostrar cierta disposición al compromiso financiero y al riesgo. El modo más “sencillo” de operar en los mercados globales es mediante la exportación o importación. No obstante, es menester destacar otras cuatro formas de actividad empresarial en el espectro de los negocios internacionales. Tales son: las licencias, las franquicias, las coinversiones y la inversión en instalaciones propias. A continuación se describirán brevemente.

 

 

Las licencias

 

Las licencias son un acuerdo de cesión de derechos de una empresa a otra para producir o comercializar el producto de otra compañía a cambio de una regalía o cuota. O sea, una empresa mexicana puede negociar y obtener los derechos para fabricar y vender una loción escandinava en México, usando la fórmula, el diseño, la marca y el empaque escandinavos. La compañía mexicana sería la responsable de mantener los niveles de calidad del producto, su imagen de marca, la publicidad, la promoción y distribución del mismo. A cambio de los derechos sobre estos factores de mercadotecnia del producto, la compañía mexicana pagaría a la escandinava un porcentaje sobre el ingreso de las ventas del producto.

 

Los acuerdos de concesión de licencias pueden funcionar de otra forma; este es el caso que pudiera ocurrir con la compañía mexicana actuando como concedente y la extranjera como concesionaria. La empresa mexicana evitaría los costos de embarque, las barreras comerciales y la incertidumbre asociada con el intento de entrar a otros mercados, pero todavía recibiría una porción de los ingresos de las ventas en el extranjero.

 

 

Las franquicias

 

En el caso de las franquicias, una de las partes denominada franquiciatario obtiene los derechos para reproducir un producto específico -un restaurante, un servicio de mecánica automotriz o de fotocopiado, una renta de videos, entro otros-, y la compañía que vende la franquicia, el franquiciante, obtiene una cuota por concepto de regalías a cambio. El esquema jurídico es similar al caso de las licencias, sin embargo la franquicia en sí misma dista mucho de parecerse a la licencia. Por ejemplo, McDonald’s y KFC son dos de los casos típicos de empresas multinacionales que han usado exitosamente el formato de franquicia para expandir sus negocios. Cotsco, Sams, Subway, Blockbuster Video y otras tantas, son ejemplos por demás conocidos.

 

Las empresas que conciben, producen y empacan conceptos comerciales bajo el formato de franquicias evitan riesgos, costos e incluso barreras comerciales al momento de expandir sus operaciones en el extranjero. Por su parte, las compañías u hombres de negocios que adquieren franquicias para su explotación, asumen que están invirtiendo en un negocio seguro en el sentido de que éste ha sido suficientemente probado en otros mercados. Regularmente la empresa que vende la franquicia vende solamente el concepto de mercadotecnia, el denominado know how administrativo, contable y operativo y en cambio, el comprador adquiere el riesgo, pone la inversión ya sume los compromisos de la operación del negocio.

 

 

 

Coinversiones y alianzas estratégicas

 

Además de las licencias y las franquicias, existen dos esquemas alternativos para penetrar los mercados internacionales. Las alianzas estratégicas, también conocidas como joint ventures, permiten que dos o más compañías compartan los costos de la inversión así como las ganancias de la aventura conjunta y todos aporten al negocio las habilidades complementarias y necesarias. Así, mediante una alianza estratégica, lo que no tiene una empresa lo pone la otra y viceversa. En México el caso del Grupo Cifra y Wall-Mart es un caso típico de alianza, y mediante ella han logrado importantes cuotas de participación en el campo de los supermercados y las cadenas de autoservicio especializas en commoditties. Comparten las utilidades, los costos y las habilidades de las que ambas carecen en el mercado mexicano. Se complementan inteligentemente.

 

El otro caso, el de las coinversiones, puede llegar a ser la única forma de expansión cuando un país pone restricciones locales a la inversión extranjera directa. México no permite que otras compañías inviertan en electricidad, pero si estaría dispuesto a permitir que capitales extranjeros se coloquen en carteras de empresas nacionales. Pizza Hunt, para poder establecerse en Moscú, tuvo que hacerse socio de la ciudad de Moscú, ya que en ese tiempo no se permitían negocios privados. Entonces, el gobierno de la ciudad fue el socio de la empresa.

 

 

Instalaciones propias

 

Finalmente, son las instalaciones propias la forma más completa en cómo una empresa puede participar de modo pleno en mercados extranjeros convirtiéndose en una operadora de negocios multinacionales. Esto implica que una compañía opere sin la participación financiera de ningún socio local. Este formato de participación tiene importantes variaciones en cuanto a la forma, el tamaño y los propósitos. Por ejemplo, algunos negocios se inician desde cero, otros son comprados a dueños locales, algunos otros son pequeñas oficinas de ventas, otros negocios son grandes plantas manufactureras de gran escala. En algunos casos, las compañías se establecen así solo para explotar la disponibilidad de materias primas, otras para aprovechar los bajos salarios o bien los hay que adquieren instalaciones propias solo para aprovechar un acceso más directo a los mercados de otros países. En todos los casos, al menos una parte de la fuerza laboral se obtiene de la población local. Las ensambladoras de autos en México son un caso típico de este concepto de negocios multinacionales. La maquila de ropa es otro, la de computadoras, televisores, etc.

 

 

Las inversiones

 

La inversión en el extranjero supone la propiedad de bienes en el exterior a cambio de un rendimiento financiero. Es una forma de tener instalaciones propias, según el punto anterior. Por ejemplo, la participación de Disney en la propiedad de Euro Disney es un ejemplo típico de inversión extranjera. La inversión extranjera  asume dos modalidades: inversión extranjera directa e inversión extranjera de cartera.

 

Una inversión directa es aquella que otorga al inversionista una participación de control en una empresa extranjera. Se le conoce como participación extranjera directa (IED). Dicho control no necesariamente debe equivaler al 100% o ni siquiera de 50%. Por ejemplo, Disney participa en Euro Disney con tan sólo el 39%, pues la restante estructura de capital se encuentra dispersa de tal forma que es muy difícil balancear adecuadamente la posición de esa compañía. Cuando dos o más compañías comparten la propiedad de una IED, la operación recibe el nombre de sociedad de riesgo compartido. Cuando un gobierno se hace acompañar de una compañía en una IED, se llama sociedad mixta, la cual es un tipo particular de sociedad en cooperación. De esta manera, podemos decir que las principales características de la inversión directa son las siguientes:[5]

 

Ÿ  Control

Ÿ  Acceso a mercados extranjeros

Ÿ  Acceso a recursos extranjeros

Ÿ  Mayor volumen de ventas en el extranjero que de exportaciones

Ÿ  Propiedad ocasional parcial.

 

Mediante la inversión directa en China, Disney tiene acceso a la fuerza de trabajo de bajo costo de ese país para la confección de ropa destinada a sus tiendas Mic-Kids. Además le permite abarcar un mercado que de otra forma no podría explotar: el de los consumidores europeos de bajos recursos que de otra forma no podrían visitar sus instalaciones y parques de diversiones en EE.UU.

 

En la actualidad, se sabe que unas 39,000 empresas del mundo entero cuentan con inversiones extranjeras directas de todo tipo de función empresarial: obtención de materias primas, explotación de cultivos, fabricación de productos o de componentes, venta de productos, prestación de servicios variados, etc.

 

Por su parte, la inversión de cartera es aquella que concede al inversionista una participación no controladora en una compañía o la propiedad de un préstamo a un tercero. Regularmente una inversión de cartera adopta una de dos modalidades: acciones en una compañía o préstamos a una empresa o a un país bajo la forma de bonos, pagarés o letras adquiridas por el inversionista. Este tipo de inversión es de carácter especulativo ya que permite que una compañía o un fondo de inversionistas obtenga más dinero de su dinero, colocando sus capitales en aquellas empresas o países, principalmente países, que ofrezcan las mejores tasas de rendimiento y el mínimo riesgo de inversión.

 

La inversión de cartera ha devenido en un verdadero problema financiero y político para los países, los que incluso han tenido que ceder parte de su soberanía monetaria para evitar las consecuencias de las “fugas de capitales”, regularmente colocados en bolsa y en mercados internacionales. México, y en general la mayoría de los países de economías capitalistas dependientes y subdesarrolladas, se ven obligados hoy en día a diseñar sus políticas económicas sujetos a los criterios impuestos por los grandes especuladores internacionales. Este ha sido, de hecho, uno de los signos más relevantes de la “globalización”.

 

 

El comercio internacional

 

Sin embargo de las formas previas de operación de negocios, la exportación y la importación de bienes y servicios son las transacciones internacionales más importantes para un país en términos de volumen de operaciones, participación de sectores de la economía y montos de participación en el PIB.

 

La exportación de mercancías es el envío de bienes tangibles fuera de un país; la importación es la recepción de bienes tangibles procedentes de exterior. No obstante, el concepto de exportación e importación debe enfocarse de manera más amplia y no únicamente reducido a los bienes físicos o tangibles. Es un hecho que las economías contemporáneas son economías de servicios, es decir, fuertemente sujetadas por el sector terciario y que la mayor parte de sus operaciones internacionales se encuentran atadas a servicios, de modo que casi siempre que se exportan bienes tangibles también se exportan servicios accesorios, o inclusive servicios independientes y autónomos de los bienes tangibles. Por ejemplo, hoy en día, las personas que consumimos televisión por cable, Skaytel o Internet, compramos y pagamos los servicios a empresas establecidas en México, pero las señales que vienen del exterior son ciertamente importadas, aún cuando pasen por satélites pagados en el interior.

 

Otro caso es el del turismo y el transporte. Para las líneas aéreas, compañías navieras, terrestres, agencias de viajes, hoteles, empresas bancarias y financieras, las operaciones de turismo representan importantes fuentes de ingresos. Las economías de los países europeos, España, Francia e Italia sobre todo, dependen en un alto nivel de las divisas generadas por el turismo. En este sentido, la exportación de servicios supone la recepción de dinero; la importación implica los pagos por los servicios. Por lo tanto, existe intercambio internacional.

 

 



[1] Entenderemos por “organizaciones” todo el conjunto de entidades sociales dedicadas a algún tipo de generación de bienes, sean éstos tangibles o no, se encuentren o no dedicadas al ambiente de negocios y en las cuales coexistan al menos las siguientes tres tareas o responsabilidades de sus dirigentes: tomar decisiones, coordinar recursos y obtener resultados.

 

[2] La creación, mantenimiento y desarrollo de la competitividad es una de las funciones estratégicas de la moderna administración, especialmente de la mercadotecnia.

 

[3] Ver Introducción a los Negocios, J. Rachman, David, et. al., McGraw Hill, México, 1996, Pág.. 63.

 

[4] http://www-azc.uam.mx/gestion/num10/doc5.htm

 

[5] D. Daniels, Jhon & H. Radebaugh, Lee, en Negocios Internacionales, 8va edición, México, 2000, p. 17.